El programa de HBO, Last Week Tonight, conducido por el cómico británico John Oliver, se caracteriza por su humor insolente, perspicacia, y habilidad para abordar asuntos complejos de manera comprensible. El reciente episodio del programa tuvo como protagonista central a los mercados voluntarios de carbono, y las críticas punzantes de Oliver – algunas acertadas, otras no – causaron alboroto en el mundo de la sustentabilidad y de las finanzas verdes. Tanta repercusión tuvo el segmento que Verra, la organización detrás de uno de los principales estándares para la certificación de créditos de carbono a nivel global, lo abordó en un comunicado respondiendo directamente al cómico.

La crítica central de Oliver se basa en el reclamo de que los mercados de carbono no cumplen con lo prometido: es decir, que no logran el fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero o el secuestro de carbono de la atmósfera. El segmento cuestionó la credibilidad de los mercados y del proceso de verificación, validación, y certificación de los créditos de carbono.

En un evento reciente organizado por FERRERE, un panel de cuatro invitados con décadas de experiencia en el rubro discutió la actualidad y el futuro de los mercados de carbono, y el proceso para garantizar la calidad y la credibilidad de los créditos de carbono.

Álvaro Pérez del Castillo, director ejecutivo de Carbosur, consultora especializada en cambio climático, explicó que el proceso de evaluación de proyectos es “un proceso cualitativo, donde se genera un documento auditado por empresas validadoras y, si cumple con las condiciones, puede ingresar a la etapa de verificación y cuantificar la cantidad de carbono que se retiene o evita”. Explicó también que, para que un proyecto pueda ser validado, debe cumplir con la adicionalidad, una regla del Programa VCS (administrado por Verra) que se encarga de certificar los proyectos. “Hay que demostrar al auditor que el proyecto de sostenibilidad no se podría realizar sin la venta de los certificados de carbono”, dijo.

Francisco Bonino, CEO de Agroempresa Forestal, mencionó que el impacto de los créditos de carbono en el sector forestal es real y “está empezando a influir en los proyectos comerciales”, lo cual “es bueno porque se plantan más árboles, y para los inversores baja la barrera en algo que era percibido como lejano”, apuntó. Los créditos de carbono podrían hacer que una plantación forestal, en vez de un proyecto agrícola o ganadero, se convierta en una opción más atractiva para un empresario que se encuentra evaluando alternativas de negocio en su propiedad.

Jorge Cantuarias, fundador y gerente general de BAM Bosques Amazónicos, explicó que los créditos de carbono han tenido un efecto real protegiendo cientos de miles de hectáreas de bosques en Perú, y podrían ser particularmente útiles en países como Paraguay y Bolivia, donde los terratenientes tienen “por derecho, la posibilidad de utilizar un porcentaje de sus bosques nativos para agricultura, ganadería, y otros tipos de uso de suelo”. En estos países, los créditos de carbono podrían ser una alternativa económica viable para “evitar que esos suelos boscosos se transformen y se direccionen hacia otros usos”, mencionó.

Marianna Acquarone, socia de la consultora financiera Panaxia, afirmó que las empresas compradoras de créditos de carbono, “absolutamente miran el proceso de verificación, validación, y certificación de los créditos” y destacó que “se habla mucho de la integridad y, más allá del proceso de certificación, que al comprador le da de por sí cierta seguridad, también se busca darle un visto bueno adicional al proyecto a través de la transparencia y la credibilidad”.

Los cuatro panelistas coincidieron en que la credibilidad de los créditos de carbono es esencial para sostener el crecimiento del mercado y que éste pueda cumplir su promesa de incentivar la conservación de bosques nativos, la forestación de nuevas áreas, y el desarrollo de otros proyectos que reduzcan o eviten las emisiones de gases de efecto invernadero. Esta credibilidad depende, en parte, de la transparencia y confiabilidad de la información compartida entre las partes de cada proyecto.

FERRERE, a través de su práctica ESG, tiene experiencia trabajando con desarrolladores y compradores de créditos de carbono en todas las etapas del proyecto, desde la asesoría jurídica inicial con respecto al marco legal aplicable, hasta la redacción y negociación de los contratos de compraventa de las reducciones de emisiones verificadas (VERPA), pasando por el desarrollo de revisiones de debida diligencia del proyecto, los inmuebles, y de cada contraparte del cliente. Estas revisiones son esenciales no sólo para que el cliente conozca a sus contrapartes, la situación jurídica y física de los inmuebles donde se desarrollaría el proyecto, y la viabilidad y los riesgos del proyecto en sí, sino también para poder transmitir esta información a Verra o a la certificadora elegida y al comprador final de los créditos, que, finalmente, está buscando compensar sus emisiones residuales de carbono, y no convertirse en objeto de burlas en una sátira de televisión.