El Banco Central del Uruguay (BCU) publicó a principios de diciembre de 2022 una hoja de ruta de sostenibilidad definiendo objetivos y líneas de acción a corto, mediano y largo plazo en materia de ESG.

Hay 9 objetivos , los cuales están agrupados en una dimensión interna (referidos al ámbito interno de la institución) y externa (cuando están destinados al sistema financiero u otro agente):

Dimensión interna:

1. Elaborar una visión del BCU sobre el rol de la sostenibilidad en el sistema financiero
2. Crear conciencia y capacidad intelectual, fomentar la asistencia técnica y el intercambio de conocimiento sobre la materia
3. Integrar factores sustentables en los portafolios de reservas internacionales
4. Evaluar el impacto del riesgo climático en la conducción de la política monetaria
5. Avanzar en un “liderazgo” de la institución en materia de sostenibilidad

Dimensión externa:

6. Integrar el riesgo climático en la supervisión microprudencial y el monitoreo de la estabilidad financiera
7. Apoyar el desarrollo de una taxonomía de las actividades
8. Divulgar información relacionada con el clima y la sostenibilidad robusta, confiable y consistente a nivel local e internacional
9. Profundizar el relacionamiento y cooperación local e internacional

Cada uno de los objetivos tiene metas operativas asociadas y líneas de acción para el corto, mediano y largo plazo.

Dentro de las líneas de acción definidas por el BCU se encuentran las siguientes:

  • Definir una política de responsabilidad socio-ambiental del BCU;
  • Avanzar en la gestión ESG de la cartera de inversiones internacionales y en el acceso a disponibilidad de información y herramientas;
  • Considerar emitir lineamientos/marco para registrar en el mercado de valores productos financieros sustentables alineados a los estándares internacionales
  • Fortalecer los modelos y capacidad analítica para evaluar escenarios de riesgos climáticos considerando que incluyen mejora de los datos de riesgos y exposiciones, y la cooperación interinstitucional con otros agentes;
  • Determinar tipo de información a divulgar por instituciones financieras y/o sus clientes, evaluar adhesión a estándares internacionales y el enfoque que se adoptará (obligatorio o no vinculante). Analizar la inclusión de reportes de divulgación dentro de la guía de buenas prácticas de conductas de mercado;
  • Asignar recursos internos para la gestión de la sostenibilidad que contribuyan a la dotación de competencias y conocimientos.

Esta hoja de ruta implica el avance continuo del país en la consideración de los aspectos de sostenibilidad en la gestión de distintos ámbitos del Estado. Y, en este esfuerzo, el rol del BCU es clave. Como bien se expresa en la hoja de ruta “los bancos centrales pueden desempeñar un papel significativo actuando como catalizadores en muchas esferas, contribuyendo con el ejemplo”.

En esta línea, las instituciones bajo supervisión del BCU deberán revisar sus políticas ambientales, sociales y de gobernanza para alinearse a estos objetivos y estar preparados para la regulación que el BCU pueda aprobar en la materia. Asimismo, esto les permitirá a las instituciones contribuir al desarrollo de inversiones sostenibles y alcanzar objetivos de desarrollo sostenible, dejando su “huella ambiental” en el camino.