Es especialista en atracción de inversiones. Dice que la firma que dirige, FERRERE, les informa a sus clientes toda la verdad sobre la realidad uruguaya. Y mal no le ha resultado; ha duplicado sus ganancias en los últimos tres años. El abogado cuenta que los principales inversores del mundo, cuando visitan Uruguay, piden llevarse una foto con el presidente José Mujica. Sin embargo, es cauto. Se muestra conforme con el trato del gobierno a los inversores, pero aclara que el último año no ha sido bueno. "Soy optimista", agrega. No le interesa integrar ningún partido, entre otras cosas, por el juicio que se le inició a su amigo, el exministro de Economía, Fernando Lorenzo.

El abogado y director de FERRERE, Andrés Cerisola , se define como un "conservador económico". Sin embargo, la distancia ideológica no lo inhabilita a defender a su amigo el exministro Fernando Lorenzo y a destacar la gestión de José Mujica para atraer inversiones. Aunque el último año le despertó dudas, Cerisola se muestra optimista y cuenta que los empresarios extranjeros le piden una foto con el presidente.

¿Cambia el trabajo de los gestionadores de inversiones con cada gobierno?

El marco político cambia el entorno en el cual nosotros trabajamos para atraer la inversión. Y ojo, que nosotros a los inversores les mostramos el entorno tal cual es. En eso sí somos diferentes a una agencia del Estado. Pero mis amigos empresarios a veces me hacen bromas con que, siendo yo un conservador, defiendo excesivamente a Mujica. Yo sí soy un conservador, pero también defiendo a Mujica porque no planteo valorar el gobierno de Mujica contra un ideal abstracto de un gobierno perfecto, sino a los gobiernos habituales de nuestro vecindario y de nuestro país, donde todos nuestros presidentes tienen luces y sombras. Sobre todo si comparamos el gobierno de Mujica con los que eran nuestros temores cuando fue electo. Este es un gobierno que nos permitió desarrollar nuestros negocios. No enfrentó a uruguayos con uruguayos y nos dio un entorno de estabilidad que es importante.

¿Entonces, el gobierno de Mujica fue positivo para la atracción de inversiones?

Admito que en el último año ese panorama se deterioró bastante con una serie de inconstitucionalidades que se fueron dando. Algunas normas se aprobaron sabiendo que eran inconstitucionales. No por error sino por diseño (...) Generaron luces amarillas que hoy están haciendo nuestro trabajo significativamente más difícil. No obstante, si comparamos con lo que es Latinoamérica, Uruguay destaca como un país en donde se respeta el derecho, en donde los jueces son honestos, donde el nivel de corrupción es bajo.

¿Qué visión tienen los inversores sobre Uruguay hoy?

Creo que el haber tenido un gobierno de izquierda radical -y sentir que nuestras libertades no están amenazadas- le sacó a Uruguay un elemento de incertidumbre importante. Los partidos tradicionales ganaban pero siempre existía la incertidumbre de qué sucedería en dos o tres años.

El estudio Ferrere se define como un "animal extraño". El 30% de su plantilla es femenina y 50% de sus socios fueron a la escuela pública. ¿Es difícil ser parte del estudio?

Entrar a Ferrere es muy competitivo. Entrevistamos a cientos de candidatos en cada ronda de selección. Hay muchos interesados para cada posición. No somos una firma familiar. No aceptamos parientes de ninguno de los socios. Pero para un estudiante destacado de clase media, y sobre todo si es mujer, le es más fácil entrar a Ferrere que a otras firmas. Además, los socios tienen que retirarse a los 60 años. Yo este año recibo mi primer incentivo, dentro de dos años me lo duplican, en cinco me lo triplican y a los 60 me obligan a retirarme.

¿Cómo se vinculó con la firma?

Era estudiante en la Universidad (de la República) y uno de los profesores a la vuelta de un congreso me ofreció entrar. No conocía el nombre Ferrere. Era una firma que tenía dos abogados, uno a tiempo parcial y tres estudiantes. Estábamos en un apartamento chiquito sin aire acondicionado sobre la plaza del Entrevero. Era realmente una Pyme. El liderazgo de Daniel Ferrere hizo que en quince años se convirtiera en la primera firma de abogados de Uruguay.

En julio de 2010 todos los medios amanecieron con la noticia del accidente aéreo que terminó con la vida del fundador de la firma, Daniel Ferrere. ¿Se acuerda de ese día?

Lo recuerdo perfectamente. Uno de mis socios me llamó a la sala principal y cuando llegué había varios socios alterados. Me comentaron que había habido un accidente y durante varias horas pensamos que había sido solo eso. A medida que pasaban las horas íbamos siendo menos optimistas. Asumimos que había muerto como a las cuatro de la tarde cuando varios de mis socios fueron a la playa (...) Fue un momento difícil. Cuando miraban a Ferrere desde afuera había gente que se preguntaba qué iba a pasar con la empresa; "estos pobres muchachos se van a quedar sin trabajo", decían. Desde el exterior había un signo de interrogación sobre lo que iba a pasar (...) Felizmente, estos tres años fueron años de mucho éxito para Ferrere al punto que creció en facturación dos veces y media.

Durante sus años de universidad se preparó para que, finalmente, lo aceptaran en Harvard. Incluso dejó la militancia política para dedicarse a estudiar. ¿Cómo vivió esa experiencia?

Yo soy una persona muy feliz en mi vida profesional y personal pero sé que el mejor año de mi vida ya pasó y fue ése. No creo que vaya a tener otro año como el que pasé en Harvard. Fue absolutamente impresionante desde el punto de vista intelectual, académico y también desde el punto de vista humano y personal. Además de cambiar totalmente la visión sobre el Derecho, la profesión y el mundo, significó conocer a muchísimos buenos amigos como los que uno solo se hace en el liceo. Muchas de esas personas tienen hoy cargos muy importantes en el mundo y esa red de contactos fue muy importante para lo que fue después mi carrera. Tuve como compañeros de clase desde gente que hoy tiene cargos internacionales hasta un hermano de Osama bin Laden.

Además de Harvard, ¿cómo llegó a ser un abogado reconocido internacionalmente?

Yo me paso uno de cada dos días arriba de un avión y buena parte de ese tiempo tiene que ver con trabajar en operaciones o con el desarrollo de la imagen de Uruguay como un destino para la inversión extranjera. El ser una persona que los inversores ven regularmente y tienen un contacto habitual obviamente ayuda.

¿Cómo se maneja el ego?

Es uno de los grandes riesgos para los socios de Ferrere. Nosotros necesitamos personas que se valoren a sí mismas. Pero el éxito es muy peligroso. El día que uno se siente muy exitoso y empieza a sustituir trabajo por el boliche y a pensar que uno es más inteligente que los demás y no necesita prepararse para una reunión, es el principio del fin. De los fracasos es fácil recuperarse. De los éxitos es más difícil. He visto a mucha gente de éxito arruinar su carrera.

Usted tiene una esposa y tres hijos, ¿cómo compaginar la vida personal con tantas responsabilidades?

El día que me retire, mire para atrás y vea que sigo teniendo un matrimonio y que mis tres hijos se encaminaron bien, podré decir que funcionó. Yo tengo una característica común entre los abogados que es una cierta tendencia obsesiva. Entonces, cuando viajo trabajo de lunes a domingo. Y cuando estoy en Uruguay trato de hacer todo lo que me quedó pendiente en estos viajes, pero además dedicarle tiempo a Endeavor, que es una de mis grandes pasiones. También a Un Techo para mi País y otras actividades. Mi esposa dice que no da el tiempo para todo. Yo a veces digo que sí y otras que no.

¿Por qué agregarse responsabilidades como la de las ONG Un Techo para mi País y Endeavor?

En Ferrere apoyamos mucho el trabajo comunitario y en mi caso mi familia también lo impulsa mucho. Para mí no es algo nuevo (...) Además, quiero que cuando mis hijos me miren vean esa dimensión que para mí es muy importante. Hace dos semanas mi hijo me pidió para ir a construir a una favela brasileña con Un Techo para mi País. La madre estaba en un ataque de nervios y yo tremendamente orgulloso. Incluso le dije en broma que iba a tener mucho menos riesgo en una favela que en Punta del Este.

En la Universidad tuvo militancia política y luego se volvió conservador. ¿Nunca pensó en involucrarse en política?

Estoy alejado de la política aunque interactúo con políticos todo el tiempo. Presidentes que por anticipado yo admiraba mucho fracasaron en la ejecución de grandes ideas. Y otros que me daban muchísimo miedo pudieron ejecutar una política que para el país no fue tan mala. Eso me hizo ver la política desde otra perspectiva. Además, veo situaciones como la de mi amigo Fernando Lorenzo, que aportó al país con gran integridad y buena voluntad, más allá de los errores, y también me hace pensar si es un camino que quiero para mí.

600 abogados en Punta del Este

Punta del Este recibirá la próxima semana a 600 abogados extranjeros para una reunión del Foro Regional Latinoamericano de la International Bar Association (IBA).

Aunque la logística para llegar a Punta del Este complicó el panorama y no hay hoteles cinco estrellas suficientes, el evento promete ser todo un éxito. "Se está batiendo el récord de abogados asistentes por lejos", dijo el director de FERRERE, Andrés Cerisola. Lo único en común que tiene este enorme grupo de abogados es su interés por Latinoamérica, por lo que se esperan varias reuniones fuera de agenda.

En un principio, contó Cerisola, los organizadores no aceptaban Uruguay como destino, ya que opinaban que el país no fomentaría el intercambio de negocios. Sin embargo, los números dicen otra cosa. "Esto es una muestra de lo que significa la marca Punta del Este", dijo.

Publicado en diario El País, en edición del domingo 9 de marzo de 2014.