La abogada senior del grupo de Práctica de Protección de Datos Personales de FERRERE, Stephania Bresque, y la abogada senior del Departamento Laboral de FERRERE, María José Fernández, reciben al menos una consulta por semana acerca de la relación entre los empleados de las compañías que asesoran y las nuevas tecnologías que utilizan en el trabajo.

Según un estudio “Millennial survey 2016” de Deloitte para 2020 se estima que los millennials –nacidos entre principios de los 80 y mediados de los 90–, constituyan el 75% de la fuerza de trabajo en Sudamérica. Dos de tres de estos trabajadores acostumbrados a interactuar constantemente con la tecnología estarán buscando cambiar de trabajo en 2020.

Por eso, las multinacionales, seguidas por las uruguayas, trabajan en ofrecer ambientes laborales más flexibles para retener talentos.

A pesar de lo mucho que la tecnología colabora para que sus empleados permanezcan en sus puestos, si no se toman precauciones, puede convertirse en un dolor de cabeza.

Para las abogadas de FERRERE es clave que las empresas trabajen en la definición de políticas internas claras respecto al uso de dispositivos tecnológicos.

“La expectativa de privacidad que puede tener el empleado es algo que se debe fijar de antemano”, explicó Fernández. También es necesario analizar con anticipación qué información de la empresa será la que cada uno tendrá a disposición.

Una de las últimas tendencias llamada “Bring your own device” implica que el empleado utilice sus dispositivos personales para tareas del trabajo; muchas veces de forma remota.

“En el caso de usar un dispositivo propio, el empleado debe saber que si allí tiene información de la empresa, debe poder ponerla a disposición de la compañía”, apuntó Bresque. Esto sucede fundamentalmente cuando el individuo se desvincula de la empresa, ya que el empleador hace valer la potestad de recuperar toda su información.

“Esto solo puede darse de hecho si se acuerda y se informan previamente políticas al respecto”, subrayó Bresque.

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