Como actores de la sociedad civil, las empresas siempre sentimos la responsabilidad de impactar positivamente en la comunidad, tanto por las oportunidades que cada uno de nosotros individualmente hemos tenido, como por el rol que como organización queremos desempeñar.

Muchas veces vemos a las personas oscilar entre el enojo porque “papá Estado” no cumple con cubrir las necesidades sociales y la impotencia de sentir que su posibilidad de incidir sobre esta realidad es mínima. Esta visión opaca y frena el inmenso poder que tenemos como sociedad y empequeñece el rol que cada uno de nosotros como individuos podemos cumplir.

Con perspectiva de cambiar ese foco, en Ferrere, empresa de la que formo parte hace más de 20 años, nos embarcamos en este camino de refundación de nuestro compromiso, que es tan antiguo como la organización misma. Siempre hemos hecho intensos esfuerzos de responsabilidad social, pero orientados a objetivos diversos, sin una consistencia que permitiese generar el entusiasmo y el cambio que buscábamos. Muchas veces, las organizaciones cometen el error de lograr compromiso dispar ante los proyectos de este tipo. Nuestro ejemplo era claro: a la interna, el conocimiento y adhesión a los proyectos era parcial y a la externa, se nos hacía más difícil contagiar nuestro entusiasmo y mostrar el impacto que estábamos teniendo en las organizaciones.

Este proceso de transformación requiere, antes que nada, asumir que hay mucho para aprender, tanto sobre nuevas teorías y tendencias como sobre las mejores prácticas a nivel global, y todo ello encarado desde una absoluta humildad intelectual. Así nosotros logramos aprender sobre el concepto de valor compartido (las acciones de filantropía ya no corren, las empresas deben hacer acciones de RSE vinculadas al corazón de su negocio), y sobre innovación social, que implica detectar problemas sociales, generando así nuevas oportunidades.

El papel de los millennials en este nuevo enfoque de la RSE es fundamental: las nuevas generaciones buscan trabajar o consumir aquellas marcas que están comprometidas socialmente. Es la forma de conectar con ellos. En nuestra experiencia, fue fundamental generar grupos bien diversos, representativos de todas las áreas. Gracias a ello detectamos qué dificultades estábamos teniendo para atraerlos a las acciones de voluntariado y qué tipo de causas los moverían. 

El cambio

A nivel empresa, es importante que exista consenso sobre la importancia de funcionar como gestor del cambio social. Es necesario sentarse y reflexionar cómo vamos a administrar las fuerzas para que esa transformación exista, sea viable, sostenible y genere adherencias dentro y fuera. FERRERE Transforma surgió de esta reflexión.

Nuestro programa de RSE, integrado por profesionales de todas las áreas, busca hoy generar y promover capacidades en las organizaciones a las que apoya, aportando así a su sustentabilidad, y un fuerte compromiso entre la comunidad y nuestros integrantes.

El programa se sustenta en la plataforma www.ferrerersc.com, a través de la cual las instituciones interesadas pueden postularse y democratizando así la posibilidad de recibir apoyo. Estas propuestas son luego evaluadas y las seleccionadas reciben ayuda en voluntariado, asistencia profesional o sponsoreo.

Estamos orgullosos de iniciar una nueva etapa en la que nuestros esfuerzos de RSC están ordenados, promueven el compromiso de todos y, por sobre todo, tienen un gran impacto en las condiciones de vida de decenas de jóvenes. El camino es largo, pero vale la pena.