La mayoría de las empresas familiares buscan tarde las respuestas a estas preguntas. Algunas lo hacen cuando los fundadores o directivos de la generación en el gobierno de la empresa están avanzados en edad, otras cuando advierten que el hijo elegido para el cargo no es el adecuado. Las preguntas hechas a destiempo suelen ser el factor desencadenante de situaciones que al momento que se presentan suelen no tener solución.

Heredar un asiento en el directorio sin estar capacitado para ello es mal negocio para todos. No solo para la empresa, también lo es para la familia. La empresa se verá afectada a nivel de su conducción, gobierno y toma de decisiones y, lo que es igual o más importante, la propia familia se verá expuesta a los comentarios de otros parientes (tíos, primos, hermanos) sobre la decisión adoptada y a la frustración del director elegido.

Es una muy buena práctica comenzar a pensar en la sucesión de los cargos directivos cuando aún no hay premura por adoptar ninguna decisión, permitiendo dar respuesta a estos temas en forma objetiva, abstracta y lo que es más importante, de manera desapasionada.

El proceso de planificación comenzará por la definición de cuáles son las capacidades que los dueños de la empresa consideran deben tener los directores, por ejemplo, experiencia en cargos similares, tiempo mínimo de trabajo en la propia empresa familiar, preparación profesional o capacitación en el extranjero. También, entre otros temas, será parte de la planificación el definir si cada rama familiar tendrá derecho a designar un director, si los directores serán familiares, si la empresa recurrirá a la contratación de directores profesionales, o cual será el sistema a adoptar.

Este proceso es riquísimo por el intercambio de pareceres entre familiares, y por servir de justificación a la adopción de decisiones. No obstante, no es suficiente. Es recomendable dejar por escrito los acuerdos logrados y transmitirlos a la próxima generación. Recordemos que lo escrito tiene muchas virtudes, entre ellas, el efecto de lo duradero y la aplicación objetiva se destacan.

Es aconsejable poner en conocimiento de los más jóvenes las reglas consensuadas en relación al directorio de la empresa. De esta forma, la nueva generación sabrá cómo prepararse en caso de querer ocupar los cargos directivos, y comprenderá los fundamentos que llevan a sus padres, tíos y abuelos a elegir a determinados familiares como directores en lugar de otros. Seguramente los Consejos o Juntas Familiares son el momento propicio para conversar sobre estos temas.