Una empresa nace con pasión, su fundador la impulsa, se compromete y a medida que crece y pasan los años, empieza a nacer el sueño de heredarla a los suyos. Existen muchos casos exitosos de hijos o nietos que continúan al frente de las compañías, pero la realidad muestra que solo un 30% pasa a una segunda generación y 5% a la tercera. En un evento realizado en su auditorio, FERRERE abordó los factores que determinan este bajo índice y recomendó las mejores prácticas para evitarlo y tener una empresa familiar competitiva.

Gonzalo Icasuriaga, socio de CPA Ferrere, explicó que “lo que está en el fondo” de esa baja tasa de transferencia de generación en generación es que “familia y empresa son dos sistemas con lógicas, intereses y roles muy distintos”. “En la familia priman los afectos y las relaciones, el fin último es la felicidad, mientras que en la empresa prima la rentabilidad, la productividad, el negocio, agregó. “Los problemas se generan cuando estos intereses entran en contradicción”, dijo Icasuriaga y recomendó al auditorio, compuesto mayormente por integrantes de empresas familiares, que estén preparados para cuando eso pase.

Icasuriaga presentó el llamado “Modelo de gestión de riesgo estructural” utilizado por FERRERE para ayudar a sus clientes a entender y enfrentar los avatares que plantea la empresa familiar en cada caso concreto. Según este modelo, el riesgo crece en relación a la complejidad de la empresa y de la familia y aumenta a medida que pasa el tiempo.

“El antídoto conceptual para ese riesgo es trabajar en el desarrollo institucional, teniendo bien claro, que cada familia es única y no hay recetas”, afirmó Icasuriaga. Para avanzar en esto y contemplando el modelo planteado, se deben atender factores tales como la definición de las reglas del juego en la relación familia-empresa, la profesionalización de dirección y gestión y el ordenamiento de la sucesión. Cada uno de estos puntos fue analizado en el evento.

Para abordar la relación familia-empresa, FERRERE realizó una encuesta y en base a ella se analizó la complejidad de las comunicaciones en los negocios familiares. María Eugenia Cal , asociada senior de FERRERE, dijo que para fomentar el diálogo tendiente al desarrollo del negocio nació el llamado “Consejo de familia”, un espacio de charla e intercambio entre las distintas ramas de la familia y las distintas generaciones, convenientemente con un moderador que asuma el rol de líder y guía. Estas instancias facilitan un planteo ordenado de los temas, asegura la escucha y ayuda a solucionar diferencias.

Por su parte, Carla Arellano, consejera de FERRERE, abordó la importancia de la definición de los roles de cada familiar en la empresa y, sobre todo, de las tareas que cada uno debe cumplir. “En la mayoría de los casos en las reuniones participan directores, accionistas, otros familiares y gerentes, para definir temas de la compañía. Esto no es para nada recomendable y va contra la profesionalización de la empresa, dado que lo emocional puede colarse y terminar inclinando la balanza”, señaló.

Finalmente, Virginia Salvo, asociada senior de FERRERE, se refirió a la conveniencia de toda empresa familiar de planificar la sucesión, tanto de la propiedad de la empresa como de cargos del directorio. De la encuesta realizada surgió que la mayoría de las compañías no tienen un plan claro en este sentido.

“Cuando hablamos de sucesión como transferencia de la propiedad de la empresa por fallecimiento del socio o accionista, surgen distintas inquietudes. Una de ellas es qué se puede hacer para atraer a la empresa a familiares que hasta ese momento no formaban parte de ella y que no ingresarían por ley, y otra es cómo dar prioridad o preferencia a un hijo sobre otro, para que reciba la propiedad de la empresa y continúe en ella como socio o accionista”, dijo la profesional y recalcó que esto se puede hacer pero siempre en el marco de la ley. “De lo contrario, se corre el riesgo de que no se cumplan los objetivos buscados”, sostuvo.

Salvo mencionó que algunas de las herramientas legales que se utilizan en estos casos son los testamentos, las donaciones y cesiones de participaciones o acciones en la empresa.

"La mayoría de las empresas familiares no tienen un plan de sucesión escrito para los cargos de dirección y gestión. Planificar sobre este tema y darlo a conocer a la familia es una buena práctica que recomiendo, ya que alinea los intereses de los dueños de la empresa, tiene efecto duradero y sobre todo despersonaliza los cargos", agregó Arellano.

El evento contó con la presencia y el testimonio de Eduardo Peirano, gerente financiero, director y accionista de Tracoviax, una empresa vial fundada por su abuelo en 1959, y de Renata Campomar, su prima, quien además de participar en esa compañía, también lo hace en las empresas de su familia ACSA y Movie.