El asociado senior de FERRERE Ronald Machado trabajó durante un año en la firma estadounidense Covington & Burling y narra su experiencia.

- ¿Cómo surgió la idea de trasladarte a Estados Unidos por una temporada?

Hacia mi cuarto año en FERRERE, Sandra González, socia del Departamento de Litigios y Arbitrajes de la firma para el cual trabajo, me comentó que el estudio Covington & Burling estaba interesado en contratar a un asociado internacional bilingüe, con experiencia en arbitraje para su oficina en Nueva York. El plazo sería de un año para trabajar principalmente en una serie de casos que involucran a empresas basadas en América Latina. Me interesó mucho la propuesta, y sobre todo la idea de poder hacer la experiencia, aprender cosas nuevas, y luego retornar a Uruguay.

- Además de proponerte esta experiencia, ¿cómo te apoyó FERRERE durante tu paso por Covington & Burling?

FERRERE me ayudó mucho en la etapa de postulación, en especial para guiarme durante las entrevistas previas. Luego mantuvo un contacto permanente conmigo mientras estuve fuera del país y estuvo a disposición cuando tenía preguntas.

- ¿Qué prácticas de FERRERE pudiste aplicar en la firma norteamericana?

En especial aquellas que refieren al relacionamiento con el cliente, como el hábito de contestar inmediatamente las consultas y dar respuestas concisas. Me fue particularmente útil que el estilo de escritura que se enseña en FERRERE sigue una línea similar a que utilizan los estudios norteamericanos.

- ¿Qué hiciste durante tu estadía allá? ¿Cuánto duró?

Trabajé un año en el equipo de arbitraje internacional de Covington & Burling liderado por la Dra. Nicole Duclos, una gran profesional y socia de la firma. Tuve la oportunidad de asesorar a empresas multinacionales instaladas en países como Panamá, Chile y Perú en sus disputas, relacionadas en su mayoría con proyectos de construcción.

- ¿Pudiste realizar otras actividades, además de lo laboral?

Si bien el trabajo fue intenso, intenté aprovechar mi tiempo en NY al máximo. Visité museos, asistí a conciertos y fui a ver a los equipos de basketball y fútbol de la ciudad. Además, coincidió que durante el año que estuve en Nueva York, varios amigos uruguayos estaban trabajando y estudiando en la ciudad, por lo que también pudimos compartir tiempo.

- ¿Qué aporta tu experiencia en Estados Unidos? ¿Qué plus te dio como abogado?

Creo que me aportó mucho en el aspecto metodológico, en particular a mejorar mi productividad y el aprovechamiento del tiempo. Fue interesante ver cómo los abogados de EE.UU. desarrollan el manejo de los casos y la coordinación del apoyo de las firmas regionales. Considero que gané en madurez en el manejo de la relación con el cliente. Además, conocí y trabajé con gente que practica arbitraje en distintas partes del mundo, lo cual me ayudó mucho a generar una red de contactos y construir relaciones con otros profesionales.

- ¿Qué te sorprendió de la práctica de Estados Unidos?

Me sorprendió mucho la importancia que las firmas norteamericanas dan a sus actividades pro-bono, alentando y promoviendo que sus profesionales tomen casos de este tipo. En cuanto a las particularidades del día a día, noté que hay una mayor utilización de herramientas informáticas, sobre todo a la hora de hacer revisiones masivas de documentos, y porque la gran mayoría de los materiales (tanto doctrinarios como jurisprudenciales), están completamente digitalizados.

- ¿Cuáles son tus planes ahora?

Mi objetivo es tomar esta experiencia como un insumo para seguir creciendo profesionalmente dentro de FERRERE y colaborar en el desarrollo de nuestra práctica de arbitraje.