La clara definición de las funciones del directorio y su cumplimiento es una buena práctica de gobierno corporativo y señal de profesionalización de la empresa. No obstante, y lejos de esta buena práctica, habitualmente los directores de empresas familiares desarrollan múltiples funciones o, por el contrario, no cumplen con ninguna de las tareas asociadas a su cargo.
Se observa que algunas empresas familiares designan directores con el solo objetivo de cumplir con los requisitos legales. A este directorio, generalmente integrado por familiares, se le conoce como el “directorio de libros”. Suele ser un directorio que no se reúne, no propone un plan de negocios, ni adopta decisiones estratégicas para la empresa. En estas empresas, las tareas del directorio son cumplidas por los accionistas mayoritarios o gerentes. Estructuras organizacionales de este tipo nada aportan al desarrollo de los negocios sociales.
Por el contrario, otras empresas cuentan con directorios muy activos que no solo cumplen sus funciones, sino que adicionalmente realizan las tareas asignadas, por ley y buenas prácticas, a los accionistas y gerentes de la empresa. En estos casos, el directorio tampoco funciona de forma eficiente, sino que duplica las actividades a ser cumplidas por otros órganos.
Este funcionamiento no esperado del directorio se repite en las diversas empresas, a lo largo de los diferentes países e industrias, apreciándose con mayor claridad en las empresas de corte familiar. Al respecto, la Corporación Financiera Internacional en su manual denominado “Manual IFC de Gobierno de Empresas Familiares”, indica que los modelos de estructuras de gobierno, donde los directores no cumplen sus funciones típicas o asumen las tareas de otros órganos, agregan poco valor a la empresa familiar y distorsionan su funcionamiento.
Es aconsejable que las empresas familiares revisen su situación en este tema y adopten las medidas conducentes a contar con directores que conozcan el alcance de sus funciones y cumplan con ellas en forma diligente.
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