Fideicomiso. Es la palabra clave que está detrás del incipiente impulso que ha tenido el mercado de capitales uruguayo.

En los últimos dos meses se realizaron seis emisiones de empresas (de deuda y también de títulos de participación que van asociados al resultado) de las que cuatro fueron fideicomisos financieros (por un total de US$ 163 millones) y dos obligaciones negociables (por un total de US$ 16 millones. Estas son las de oferta pública, esto es, cotizan en el mercado de valores y pueden comprarse y venderse después de emitidas.

Luego están las emisiones privadas, que no cotizan, no necesitan autorización del Banco Central (BCU) y son ofrecidas por corredores de bolsa a sus clientes. En su mayoría estas también han sido a través de fideicomisos, dijeron a El País fuentes del mercado. De hecho, las próximas emisiones de oferta pública que están en carpeta son de fideicomisos.

¿Por qué este instrumento se está convirtiendo en la estrella del pequeño mercado de capitales uruguayo? "En las obligaciones negociables quien paga y se encarga de todo es la propia sociedad (la empresa). Para emitir públicamente hay que cumplir un montón de requisitos como tener un código de conducta, un comité de vigilancia, etcétera. Y las sociedades no se quieren complicar con eso. Entonces, se recurre más a un fideicomiso financiero, que es administrado por un tercero, que ya tiene todo el código de conducta, el comité de vigilancia y demás, y puede hacer mucho más ágil y rápido la estructuración de la emisión", dijo a El País Javier Domínguez, integrante del equipo de Banca y Finanzas de FERRERE Abogados.

Además, con el fideicomiso financiero, la empresa "se desentiende del tema. Determina un patrimonio independiente, designa todo en el fiduciario (el administrador y ejecutor del fideicomiso) que es el que contrata con todos, se encarga de los pagos y demás y la sociedad recibe los fondos y los aplica", complementó Domínguez.

Esto se vio en recientes emisiones como la de la empresa AF que lanzó el fideicomiso financiero Bosques del Uruguay II. Allí el fideicomiso captó US$ 70 millones del mercado de capitales y con esos fondos los invierte luego en compra y arrendamiento de campos para plantar árboles y producir madera. De la plantación, producción y comercialización se encarga la empresa AF.

"En el Fideicomiso Financiero el obligado ante el inversor no es la sociedad sino el fideicomiso, que es un patrimonio distinto e independiente al de la sociedad", remarcó Domínguez.

Artículo publicado en El País del día 02 de febrero de 2014

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