La profesionalización no implica un cambio radical en la dirección de la empresa, sustituyendo los integrantes de la familia por terceros profesionales. La profesionalización se refleja en la actitud de los directivos (familiares o terceros profesionales) para con el desarrollo de los negocios, esto es, en directivos que establecen objetivos claros y desafiantes, preparan planes estratégicos de negocios y al término del ejercicio económico rinden cuentas sobre los mismos, contratan personal y resuelven los asensos sobre la base de la capacidad de las personas y no en mérito a lazos de sangre, separan la actividad de la empresa de los negocios o finanzas personales, establecen una clara línea entre el rol de los dueños como accionistas de la sociedad y como integrantes de la familia.

La profesionalización de la administración y dirección de la empresa conlleva analizar y trabajar, entre otros, en los siguientes temas:

Independencia en la toma de decisiones. Desde FERRERE hacemos hincapié en la importancia de establecer foros de discusión claramente diferenciados, donde los problemas familiares y empresariales puedan ser tratados de forma separada. En paralelo a los órganos de la empresa, directorio y asamblea de accionistas, coexistirán otros como la asamblea de familia y el consejo familiar, en los cuales los diferentes integrantes de la familia y sobre todo los más jóvenes, pueden compartir los valores y las expectativas de la familia e intercambiar opiniones sobre la marcha de la empresa, de modo de asegurar, en alguna medida, la continuidad del negocio.

Regularidad en la tenencia de libros sociales. Los órganos de la empresa y los órganos dados por la familia, deben cumplir con las formalidades impuestas por ley o por la propia familia, en la toma de decisiones. En consecuencia, será un síntoma de profesionalización de la gestión de la empresa, el cumplimiento de las formalidades para la convocatoria a reuniones, el acatamiento de quórums de asistencia y votación para deliberar, el cumplimiento y seguimiento de las resoluciones adoptadas. El cumplimiento de estas formalidades se reflejará en los libros sociales obligatorios para la empresa y en las actas labradas en forma para las resoluciones adoptadas en el entorno familiar.

Financiamiento claro e independiente. La separación de las finanzas de la empresa y la familia es de vital importancia. No obstante, de forma frecuente los fundadores u otros integrantes de la familia financian la empresa con recursos propios o retiran dinero de la misma, sin documentar en forma esas operaciones. Tal actuación suele generar inconvenientes en la interna familiar, en la rendición de cuentas que deben realizar los directivos a los accionistas, y en el relacionamiento de la empresa con terceros (inversores, entidades financieras, etc.).

Capacidad del personal. Suele ser un problema de las empresas familiares la adjudicación de puestos claves y sueldos superiores al promedio, que no tienen relación con la capacidad o desempeño laboral sino con la posición familiar. La empresa debe contratar y esforzarse por retener a personas capaces, talentosas y preparadas, familiares o terceros. Las familias deben ser sinceras sobre las capacidades laborales, profesionales o gerenciales de sus integrantes, y conscientes sobre los problemas que puede ocasionar la no consideración de este tema de forma racional.