Para brindar por el flamante edificio propio de seis pisos ubicado en la calle Juncal, a metros de la Plaza Independencia, el abogado Andrés Cerisola, socio director de FERRERE, optaría por un vino brunello o barolo del Piamonte italiano, aunque su pasión por el vino y la tradición familiar lo haya llevado a tener una bodega propia en Mendoza, Argentina, donde la cepa insignia es el malbec que envasa bajo el sello La Amistad, de su abuelo.

Con orgullo, detalla las comodidades de la lujosa nueva sede del poderoso bufete que fundó el difunto Daniel Ferrere, dice que es “un premio a su memoria” y la define como “un pedacito de Nueva York en Montevideo”. De hecho, lo parece, no solo por las dimensiones de los plasmas para teleconferencias sino porque la mayoría de los arreglos florales que llegaron de salutación tienen tarjetas de clientes escritas en inglés. Cerisola asegura que esos inversores ven al presidente José Mujica como una especie de rock star, y que eso es un activo para el país que no para de recibir inversión extranjera y la continuará recibiendo al menos hasta 2014. De todas formas, eso dependerá de si los “ajustes necesarios sobre todo en materia cambiaria” no se hacen de manera “repentina y desordenada”.

Cerisola pasó de una sala donde mantenía una reunión ejecutiva a charlar brevemente con El Observador, el mismo día de la mudanza, y advirtió que el cambio de algunas reglas de juego y la expectativa continua de cambios tributarios están haciendo perder inversiones. A continuación un resumen del diálogo.

En los últimos años hubo una afluencia muy fuerte de inversión extranjera hacia Uruguay. ¿Eso se debió a que el mundo desarrollado está en crisis o a los beneficios particulares del país para atraer capital foráneo?

Es una mezcla de factores externos e internos. Entre los externos, hay tres factores que nos están ayudando, primero el alto precio de los bienes que producimos fundamentalmente por la demanda asiática. Segundo, las muy bajas tasas de interés internacionales en el mundo desarrollado después de la crisis, lo que nos abarata el financiamiento de fondos de capitales que antes no miraban a los mercados emergentes, dada la desaceleración en Europa y Estados Unidos, ahora lo hacen. Y una parte, aunque menor, viene para América Latina, y Uruguay junto con Perú, Chile, Colombia y Brasil integran el club de los preferidos. Hay una percepción de que estamos en un país que tiene reglas de juego estables, una Justicia independiente y bajo nivel de corrupción política. Eso hace que el flujo de inversión que viene hacia América Latina tome a Uruguay como uno de los posibles destinos.

¿La corriente inversora continúa? ¿Cómo se ve en la actualidad al país por parte de los inversores extranjeros, en particular de los fondos de inversión que compran empresas?

Para 2013-2014 estamos previendo que continúe la inversión en los niveles actuales. Hay que ver qué sucede después de las elecciones, y la forma en que se hagan los ajustes necesarios, entre ellos el cambiario. El clima de inversiones se puede llegar a deteriorar si los ajustes se dan de manera repentina y desordenada.

¿Qué pesa más, la estabilidad política y económica, o la seguridad jurídica?

Los inversores miran las dos cosas. Como claramente muestra la experiencia de Argentina, los inversores no van a países que tengan la macroeconomía desordenada y una seguridad jurídica inadecuada. Tenemos en América Latina países que están recibiendo enormes flujos de inversión, entre ellos Uruguay, y otros que no. Por lo tanto, la percepción de la seguridad jurídica es muy importante. Además, Uruguay junto con Chile está a la cabeza en materia de institucionalidad.

¿Cuánto pesan para un empresario extranjero las condiciones del mercado laboral uruguayo y el poder de los gremios a la hora de invertir?

Del lado de las malas noticias figuran precisamente las reglas laborales, y el caso de Montes del Plata es el más notorio. También la mala calidad de nuestras agencias reguladoras, en telecomunicaciones, energía, y empieza ahora a ser también la creciente inestabilidad en las reglas de juego en lo tributario. Después de la reforma tributaria, se generó la sensación de que cada tres o cuatro meses puede haber cambios. La expectativa de que siempre puede haber cambios es un factor negativo para el que hace una inversión a 10 ó 15 años. Esas cosas están empezando a hacer perder inversiones.

¿En qué medida el seleccionado de fútbol puso al país en la lupa de los inversores internacionales y cómo inciden las peculiaridades del presidente de la República?

He hablado con inversores que me dijeron que conocieron a Uruguay por el mundial de Sudáfrica en 2010. La selección uruguaya de fútbol nos dio una percepción de marca impresionante.

En el caso del presidente, es diferente la percepción que tienen los uruguayos sobre su gestión en la que se tiene en el exterior. En el extranjero, entre los empresarios el presidente tiene una visión positiva y constituye un activo porque lo ven casi a la altura de un rock star. Pero una cosa es el presidente y otra las acciones del gobierno. La expectativa de que siempre puede haber cambios en materia de impuestos o que se perciba que hay dos equipos económicos no ayuda.

¿Cuáles son los sectores de actividad preferidos por los inversores extranjeros?

Principalmente los de base agropecuaria, pero recientemente también todo lo que tiene que ver con grandes superficies de consumo, las energías renovables y algunas industrias como el acero.

Entrevista publicada en diario El Observador en edición del domingo 2 de junio de 2013.