El escribano Carlos Falco, del departamento de negocios inmobiliarios de Ferrere Abogados, comentó que “algunas de las señales no han sido interpretadas de forma adecuada por el mercado”. El tratado de intercambio de información con Argentina y la obligación de informar la identidad de los accionistas de las sociedades anónimas generó incertidumbre en los posibles compradores.

Son temas que generan temor y a pesar de que existen estructuras legales adecuadas para solucionar los posibles inconvenientes, todo ruido hace al inversor asumir una actitud de expectativa”, aseguró.

Hoy en día, los asesores jurídicos deben “dedicar mucho tiempo” a “explicar a los inversores el verdadero alcance de estas nuevas reglas de juego, para tranquilizarlos y que entiendan que el horizonte no es tan negro como parece”.

Para Falco, el cambio en los precios “es imposible de predecir”, porque todavía “hay mucho que desde el gobierno uruguayo se puede y debe hacer al respecto”. La manera en la cual la DGI aplique el tratado con intercambio de información con Argentina –pendiente de aprobación en el Parlamento uruguayo–, será una de las claves. Pero aseguró que ese documento, “en su letra chica no es tan grave como en su título”.

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