Recibido de abogado por la Universidad de la República, Andrés Cerisola, socio director de FERRERE, tiene una Maestría en Derecho en Harvard y realizó estudios de regulación europea en la Universidad Libre de Bruselas.

Ingresó a la firma en 1988 cuando cursaba cuarto año de la Facultad de Derecho y la firma no era muy conocida. Actualmente es socio director de la empresa y responsable de buscar nuevas oportunidades en un negocio que “debe actualizarse constantemente”. Definió al presidente Mujica como “un activo importante para atraer inversores del exterior” pero alertó que cambiar las reglas de juego cada cierto tiempo “puede repercutir negativamente”. Su hobby es coleccionar vinos y posee un pequeño viñedo en Mendoza: La Amistad.

¿Cuál es el principal legado que dejó Daniel Ferrere en la empresa?

Fue uno de los mayores emprendedores que existió en Uruguay. Cuando yo entré en 1988, Ferrere era un estudio chico y en la década de 1990 lo transformó en el principal del país con una fuerte impronta de servicio y visión americana de rápida respuesta a los clientes. Sus ideas y propuestas eran diferentes a lo que el sentido común decía y con un altísimo nivel de acierto. Por ejemplo, cuando las auditorías avanzaron en el mercado legal, a diferencia del resto, Daniel salió a competir con CPA Ferrere. En 2003, aun en plena crisis, decidió abrir en Paraguay y en 2004 en Bolivia.

Daniel armó una firma diferente a la tradicional. Las muy antiguas reclutaban profesionales de un único sector social y casi un 95% hombres. FERRERE es casi de clase media -más de la mitad de nuestros socios fueron a la escuela pública- y fomentó estudios en el exterior. Actualmente contamos con 600 personas con un promedio de edad de 35 años y cerca de un 30% de mujeres. Ferrere, como lo concebimos hoy, sería impensable si no veíamos como natural a la mujer en los lugares de mayor responsabilidad; nuestro cuarto socio es mujer.

¿Cuál es la línea de negocio de Ferrere hoy día y cuáles son sus principales clientes?

Dedicamos más tiempo a innovar y complementar nuestros recursos de forma tal de producir paquetes que no sean replicables en las jurisdicciones donde estamos (Uruguay, Paraguay y Bolivia). Además buscamos fortalecer nuestras ventajas competitivas como forma de mantener un nivel de diferenciación. Hoy día el área farmacéutica es uno de nuestros principales clientes, captamos un 80% del mercado local. Tener personal especializado en esta área nos permitió eso y es uno de nuestros grandes diferenciales. Ahora aplicamos esta política en el área alimentos donde también registramos un crecimiento explosivo.

Le facturamos mensualmente a unos 300 clientes. A nivel global, nuestros ingresos llegan a los USD 28 millones.

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