En abril de este año, la firma FERRERE abrió una oficina en Ecuador. De esta manera amplía su plan de regionalización, iniciado hace más de una década. Además de operar en Uruguay y Ecuador, FERRERE tiene oficinas en Bolivia y Paraguay, una plataforma de 200 abogados en los cuatro países y le da trabajo directo a un total de 800 personas.

Caras y Caretas habló con el abogado Andrés Cerisola, socio de la firma FERRERE, sobre la característica del negocio. Cerisola aseguró que la empresa, dedicada a derecho empresarial, tiene características que la diferencian de sus competidoras. Se trata de una firma no familiar, no entran a trabajar a Ferrere familiares de los socios.

El abogado explicó que en la selección de personal priorizan el potencial de los postulantes. Saber inglés es fundamental para trabajar en FERRERE, pero no es un elemento excluyente al momento de ingresar en la empresa. Tampoco toman en cuenta la procedencia académica: “Tenemos muchos socios que fueron a la escuela pública”. Si bien tienen muy en cuenta la escolaridad, Cerisola especificó que no hacen diferencia entre los que estudiaron en instituciones públicas y los que asistieron a lugares privados.

Consultado sobre qué debe tener una persona para ingresar a FERRERE, Cerisola no dudó en decir que se tratar de “actitud”. “Nos importa que las personas aspiren a la excelencia”, señaló. La firma no tiene una política específica de género, de todas formas, treinta por ciento de los socios son mujeres. “Muchos colegas nos preguntan cómo hacemos para tener tantas socias mujeres. No es que las escojamos por ser mujeres, simplemente son las mejores para el puesto”, dijo.

Artículo publicado en Caras y Caretas.

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