Bolivia está volcando sus esfuerzos para generar energía eléctrica y así garantizar el consumo interno y la exportación. De acuerdo con datos divulgados por la entidad los programas de energía alternativa, adicionarán unos 210 MW al Sistema Interconectado Nacional hasta el 2017. Recientemente, ENDE anunció que planea ejecutar una decena de proyectos de corte eólico, solar y de biomasa con el objetivo de incrementar la disponibilidad energética del país.

El gobierno firmó un contrato por USD 10,7 millones para el estudio a diseño final del proyecto hidroeléctrico Carrizal, en Tarija, que tiene un potencial para generar más de 500 megavatios (MW) de energía eléctrica, además de garantizar el riego de 60 mil hectáreas de cultivos. Está prevista una inversión de US$ 900 millones en la construcción del proyecto.

Según ENDE, el trabajo para la exportación de energía eléctrica con Brasil también tiene avances notorios, ya que concluyó la investigación inicial orientada a empezar con los estudios para la construcción de la central binacional Río Madera, sobre el río del mismo nombre en el norte de Bolivia. No solo se trabaja en exportación de energía termoeléctrica sino también en la interconexión internacional e hidroeléctrica.

El Plan de Desarrollo Económico y Social de Bolivia para el período 2016-2020 prevé una inversión en el sector eléctrico de USD 5.854 millones con el objetivo de aumentar la oferta exportable a entre 3.000 y 4.000 megavatios del 2020 al 2025.

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Diego Villarroel: dvillarroel@ferrere.com