Nombre: Andrés Cerisola

Edad: 47

Ocupación: Abogado, socio director de FERRERE

Señas particulares: estudió en Harvard; viaja una vez por mes por trabajo a Nueva York; le gusta escuchar música étnica en su casa y bailar electrónica en las fiestas.

Es cultor de los vinos, tiene una cava y se junta con un grupo de amigos a catar. ¿De dónde surge ese gusto?

Los Cerisola eran bodegueros desde Italia. Mi abuelo siguió esa tradición en Uruguay y tuvo una bodega que cerró antes de que yo naciera. No llegué a probar los vinos de la familia pero de alguna manera el tema está en los genes. Hoy tengo mi colección de vinos en la que los italianos juegan un papel importante.

¿Qué vino serviría con un asado?

Podría ser un Malbec o un Merlot. O algún Tannat, en la medida que sea bueno y no muy joven.

¿Y con sushi?

Un Sauvignon blanc porque es un vino fresco que puede acompañar bien una comida informal y descontraída. O antes de comer, si quiero pegarme más la condición del pescado, ahí serviría un Chardonnay.

Tiene aparatos de gimnasia en su casa. ¿Se ejercita con frecuencia o están de adorno?

Lo organicé para tratar de hacer gimnasia cuatro o cinco veces por semana. En realidad lo uso solo los fines de semana porque entre semana llevo a los niños al colegio muy temprano y ya no vuelvo, y de noche llego muy tarde. Tengo una elíptica, un caminador y equipos para la espalda porque sufro de la columna y tengo que tener los músculos de la espalda y del tronco bien fortalecidos.

Tiene tres hijos, dos varones y una nena. ¿Se considera celoso?

Quiero mucho a mis tres hijos. Mi hija me pone celoso muchas veces. Tiene 12 años y creo que a esta altura le gusta hacerme sufrir porque me habla de chicos.

¿Qué le gusta hacer con sus hijos?

Nos gusta mucho ver a la celeste. Estuve en el Mundial con uno, en la Copa América con otro. Trato de hacer viajes uno a uno. Con mi hija es más una relación de todos los días que en ocasiones especiales.

Por su trabajo siempre está bien vestido y dicen que se manda a hacer las camisas…

Algunas camisas me las mando a hacer, pero las mejores son las compradas.

Cuando se las manda a hacer, ¿le pone las iniciales?

A veces sí.

Dicen que tiene un sentido del humor muy irónico y sarcástico, que con los años ha ido suavizando. ¿Le ha generado problemas con la gente que no entienda sus chistes?

Cada tanto toma una curva demasiado rápido con alguien que todavía no me conoce lo suficiente, pero en general creo que la gente me conoce y creo que sabe que son bromas con buena intención. Soy muy de tomar el pelo y que las personas duden si estoy hablando en serio o en broma.

Viaja muchísimo por trabajo pero también cuando puede lo hace con su esposa e hijos. ¿No extraña quedarse quieto en su casa?

En el primer semestre de este año estuve prácticamente la mitad de las noches en un hotel y es muy extenuante. Extraño mucho quedarme en Montevideo. Me tomé una semana entera con mi familia este año y la otra con mi esposa, porque cumplíamos 20 años de casados.

¿Qué destino recomendaría para una segunda luna de miel?

Mi país preferido es Italia. Por razones familiares y también por elección. Con mi esposa vamos siempre que podemos. Ahora nos fuimos 10 días a Sicilia.

¿Qué está leyendo?

Estoy con un autor que se llama David Ignatius que es experto en Pakistán. Me está resultando absolutamente fascinante.

¿Qué escucha cuando va en el auto?

En el auto escucho radio porque por mi trabajo necesito estar informado. Escucho música en mi casa.

Es vicepresidente de Endeavor y forma parte de Un Techo para Mi País. ¿De dónde sale su interés por esos temas?

Mi esposa dice que Endeavor es mi segundo trabajo full time. El tema del emprendedurismo es una pasión para mí. Un Techo para Mi País es una ONG diferente, es la urgencia de hacer algo por gente que está en una situación muy extrema y a la cual las soluciones le están demorando demasiado en llegar. Yo desde adolescente estuve muy abocado a temas de interés comunitario. Una de las cosas que me duelen hoy es que cuando yo era chico mis amigos y yo sentíamos por la gente más joven gran solidaridad; hoy a mucha gente joven el sentimiento que le inspira una persona pobre es miedo y no solidaridad. Eso es muy doloroso y me preocupa muchísimo por lo que pueda representar hacia adelante.

¿Qué es el Harvard Club del Uruguay que usted integra?

Es una organización muy chiquita. Seremos unos 40 miembros, todos ex alumnos de facultades de Harvard, pero activos son menos de 20. Además estoy metido en toda la estructura de Harvard, junto dinero para Harvard entre ex alumnos. Yo estoy agradecido de por vida a la oportunidad que me dio Harvard de estar ese año que me transformó totalmente.

Entrevista publicada en revista Galería en edición del día jueves 15 de diciembre de 2011.